Con el frío solemos llevar guantes, una tendencia que nos hace
más chic, estamos en el momento del todo vale para combinarlos con nuestros atuendos y podemos escoger entre diferentes estilos.
Unos buenos guantes son imprescindibles en invierno. Este año podemos ver en las tiendas tres tendencias
bastante claras: los de piel, los clásicos de lana y
los calienta-manos y mitones.
Los guantes de piel son un clásico, ya sean de piel lisa, de ante, de serraje... Este año las propuestas de moda
incluyen en ellos adornos de tachuelas y lazos, presentando tres largos: el clásico a
la muñeca, cortos (cubriendo solamente la mano) o largos hasta el codo.
Una de las firmas italianas mas conocidas, JB Guanti, fabrica guantes de cuero de alta calidad utilizando piel de cordero, de cabritilla, pécari o carpincho (un animal originario de Argentina). Para el interior usa materiales suaves como el cashmere o la lana de cordero, aunque también existen los modelos "segunda piel" sin forrar, que se ajustan perfectamente y cogen la forma de tu mano. Ofrecen multitud de colores y formas, guantes para conducir o hacer deporte, tanto para hombre como para mujer. Desde 59€.
El guante clásico de materiales diversos se adapta a las tendencias del momento con animal print, adornos y estampado montañés.
Los calienta-manos y mitones realizados en punto cubren la mano hasta la muñeca o el codo. Igualmente, podemos ver que los hay con aplicaciones de lentejuelas y adornos de botones.
En Madrid, encuentras de todo tipo en Varadé
(www.varade.com)
y en One-t’s (www.guantes-onets.com).
Además, echa un vistazo a la colección de Bimba y Lola porque suelen
tener modelos ideales.
Pero la gran novedad de este invierno son los guantes capacitivos para pantallas táctiles, ya no tienes que congelarte una mano cuando estés en la calle cada vez que quieras whatsappear, navegar, escribir o jugar con cualquier dispositivo táctil, móvil, tablet o ipod.
Los nuevos guantes tienen un material conductor en los dedos que permite utilizar cualquier tipo de pantalla táctil sin que el clima te condicione.
Los hay de diferentes modelos, colores y tejidos: piel, punto, acrílico, lycra e incluso con forro polar y se pueden conseguir desde 14.90€
A la hora de llevarlos a un evento debemos tener en cuenta el protocolo, lo que nos dará un toque distinguido.
Te dejamos unas reglas básicas para acertar con ellos en todo momento:
Intenta llevarlos cuando sea una boda formal.
No lleves puesto el derecho a la hora de saludar al resto de invitados, llévalo agarrado con la mano izquierda a la vez que el bolso.
Cuando llegue el momento del cocktail y la posterior cena debes quitártelos y no volver a ponértelos hasta el momento del baile.
Según el modelo de vestido que lleves deberás elegir un guantes largos o cortos.
Manga corta=guante largo.
Manga larga=guante corto.
Pero conozcamos un poco de historia sobre este accesorio.
El más antiguo que se conoce fue encontrado en la tumba de Tutankhamon, era de lino y por su tamaño pequeño debió pertenecer a un niño.
Jenofonte, historiador, militar y filósofo griego, cuenta que en la corte imperial
persa usar guantes formaba parte del protocolo. Sí alguien se presentaba ante
el emperador sin ellos era interpretado como una insolencia. Cuenta la leyenda
que Ciro II el Grande, rey de Persia, mandó ejecutar a todos sus primos porque
se presentaron ante él sin los guantes.
En Grecia, los
guantes se utilizaban para no mancharse los dedos al comer.
Pasados los siglos,
se utilizaban en las ceremonias y para que los caballeros tuvieran más
facilidad para utilizar las espadas y las lanzas, así como signo de reto, "echar el guante" indicaba la intención de lanzarle un desafío a un rival, el cual debía recoger
el guante para aceptar el duelo y no perder su honor.
En el siglo XVI,
Catalina de Médicis, esposa de Enrique II de Francia, los puso de moda y a
partir de ese momento todas las damas adornaban sus vestidos con guantes y
mitones, dejando de ser desde entonces una prenda totalmente masculina.
Los guantes fueron un complemento imprescindible durante
todo el siglo XIX. Eran tan importantes que se consideraba que una dama no
estaba completamente vestida sí no los llevaba, llegando a ser inapropiado
salir a la calle sin ellos.
Durante la década de los 40 Rita Hayworth explota toda su belleza y glamour en la escena más memorable de la película "Gilda" quitándoselos sensualmente, esta escena causó sensación en su momento y motivó que el filme fuese prohibido en varios países.