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miércoles, 18 de junio de 2014

Party de quesos

En los días de verano al aire libre nos apetece pasar un rato con nuestros amigos, pero no queremos liarnos con platos complicados. Una buena idea es preparar un buffet de quesos maridados con buenos vinos, ingredientes placenteros para pasar una buena velada y ¡Bon Appétit!


Utilicemos soportes de tartas para mostrar quesos con diferentes alturas. Acompañados por uvas, frutos secos, aceitunas, diferentes tipos de pan, colines, tostadas o crackers.


Locas por los quesos, con una buena materia prima y mano para la decoración, os pueden quedar cosas tan bonitas como éstas.


Las mesas de quesos o carritos preparados para la ocasión son perfectas para los banquetes tipo buffet libre, para colocar durante el cóctel como complemento a los canapés y entremeses o para colocar en el baile.


Sí queréis que tenga un toque más rústico ponedlo sobre un antiguo carro o una mesa de madera envejecida y decoradlo con caminos de tela de arpillera o algodón blanco.


Con respecto a la decoración, lo mejor es decantarse por diseños sencillos que potencien la imagen del ingrediente. Simplemente sobre hojas grandes.


Otra forma de colocarlo es en varias alturas sobre la mesa.


Usando queseras, quedan preciosas decorando cualquier rincón.


Forrar con tela o papeles bonitos los recipientes.


Los quesos más ligeros se acompañarán con vinos afrutados, sí son más ricos en grasas como el Camembert o Tête de Moine, necesitan un vino de más cuerpo, como un borgoña blanco o un Pinot Gris de Alsacia. Los quesos fuertes y robustos se deben acompañar con un Chardonay o Pinot Noir y los quesos azules van bien con vinos dulces como el Sauternes o el Oporto.


Una forma curiosa de presentar los quesos es utilizando pizarras para escribir en ellas el nombre y tipología de cada queso y con qué vino acompañarlo.


Para conocer el maravilloso mundo del queso podemos hacer una cata. Eligiendo las variedades de cada país y maridándolas con caldos también propios. Puedes comprarlos en tiendas especializadas o contratar un catering o a alguien con buenas ideas que te lo realice.


Poned distintos tipos de queso: más suaves, más fuertes, curados, tiernos, de cabra, de vaca, de oveja... que cada invitado pueda encontrar al menos uno que le guste o del que pueda comer.


Los quesos, según tipo y forma, hay que cortarlos de una u otra manera, mirad cómo se deben cortar.


Indicad con pequeños carteles cuál es cada uno de los quesos para facilitar así la elección y evitar sorpresas.


Una forma fácil de hacer los cartelitos es con una troqueladora o con unas tijeras recortar 2 piezas exactamente iguales de cartulina, escribir el nombre del queso, pegar un palito de madera y taparlo con la otra pieza de cartulina.


Sí somos menos comensales pondremos sólo una tabla con 5 ó 7 quesos diferentes, elegir tres tipos de queso, de cabra, oveja y vaca. Pueden servirse en cuñas o tacos que el comensal trocea a medida que necesita. Como aperitivo o postre se calculan sobre 75 gr. por persona, pero sí lo servimos como plato principal, acompañado de una crema o de una ensalada, serán unos 180 gr. por persona.


Se deben servir con varios cuchillos diferentes, para no mezclar sabores, sin olvidar que debemos añadir cuchillos para untar, son adecuados para ello los de mantequilla. Desgrana los quesos duros, en lugar de cortarlos. Para eso lo ideal es tener un cuchillo cortito en forma de corazón, con más filo en la punta que en la hoja.


Para los quesos de forma rectangular, como la Mozzarella o el Tybo, lo ideal es hacer cortes en bastones de uno o dos centímetros de espesor.
 Quesos de forma circular, como Fymbo, Fontina y Gouda, los cortaremos primero en porciones como una pizza y luego tomar una cuña y reducirlas hasta un tamaño más pequeño o dejarlos en triángulos.
Quesos de forma cilíndrica, como el Provolone, cortarlo en bastones y luego en daditos.


Los quesos de cabra y azules se desmoronan al cortarlos. Hay cables especiales para ello pero sí no tienes, un buen sustituto es el hilo dental. Colocarlos en la tabla según su intensidad, de los más suaves a los más fuertes.


A algunos quesos blandos podemos quitarles una de las tapas planas, ahuecar su interior y rellenarlo con vino o vodka, se deja macerar unas horas y después se sirven con una cuchara, podemos añadir alguna especie. Para esto resultan ideales el queso Sardo, Camembert o el Trebolgiano.


"Con buen queso y mejor vino, más corto se hace el camino"