The Greenwich Hotel se levanta en el barrio más cool de Nueva York, TriBeCa, allí se filman cientos de películas, se concentran los restaurantes de moda y se celebran los festivales imprescindibles de la ciudad. Es el hotel del actor Robert de Niro.
El edificio que alberga este hotel hace esquina y su fachada pasa desapercibida entre ladrillos y ventanales, pareciendo una más de las que consiguen convertir las calles de TriBeCa en un lugar único.
De estilo ecléctico, multicultural y con ciertos toques étnicos, The Greenwich Hotel ofrece a sus huéspedes espacios exclusivos y distinguidos, de muy buen gusto y con el encanto del viejo mundo. Salones con aires marroquíes y rincones al más puro estilo Little Italy, cómodos sofás en la recepción, chimeneas repartidas por todas sus plantas y un exquisito gusto en la combinación de tonos, de la que se ha encargado la firma Grayling Design, todo un referente en decoración en Nueva York, conforman un ambiente acogedor idóneo para olvidar cualquier problema o preocupación.
Cuenta con 88 habitaciones y suites y tres dúplex de lujo en las que se cuida hasta el más mínimo detalle, desde bandejas de comida gourmet a cualquier hora hasta tecnología punta, pasando por el cuidado y agasajo de toda clase de mascotas.
Las habitaciones son todas diferentes, no hay dos iguales, pero con un punto en común, una decoración vintage basada en tonos cálidos y muebles singulares.
Para decorar todas estas habitaciones y espacios públicos, lejos de elegir un estilo concreto, se han seleccionado materiales de alta gama procedentes de diferentes puntos del mundo. Desde alfombras de seda tibetanas, camas de plumas suecas o butacas de cuero inglés, hasta azulejos marroquíes, mármol italiano de Carrara o textiles de lana inglesa.
Cada habitación es como un pequeño rincón de hogar y algunas de ellas tienen el privilegio de contar con magníficas vistas al río Hudson.
Los baños son amplios, con mármol italiano de Carrara y con azulejos y cenefas de clara inspiración marroquí.
Para disfrutar de la mejor cocina italiana sin salir del hotel, el restaurante Locanda Verde ofrece numerosas propuestas apetecibles y un entorno de lo más singular. Entre mesas de madera, estanterías con libros y botellas de vino y ventanales por los que entra el sol y el bullicio típico de Manhattan, este agradable restaurante es perfecto para cenas o comidas informales con los amigos.
El Shibui Spa, decorado con detalles en bambú, es idóneo para dejar la mente en blanco y relajarse. En él se pueden recibir tratamientos naturales a base de plantas, clases de yoga o masajes. A su lado, un completo gimnasio con programas de entrenamiento personal y además, una piscina interior que es una auténtica joya, encuadrada por un magnífico techo decorado con vigas de roble y un impoluto suelo de mármol de Carrara traído directamente desde Italia.
El patio es uno de los lugares más encantadores del hotel, un maravilloso refugio con jardín secreto en el que relajarse al aire libre en medio de la ciudad de Nueva York. Muchas plantas y muebles de teca combinados con sillas de estilo bistró francés, hacen de este espacio un elegante rincón para tomar un desayuno ligero o una copa por la noche.
Así es el carácter y el estilo de The Greenwich Hotel, un espacio diferente dirigido a un público más tradicional que gusta del refinamiento clásico, pero pensado y cuidado tanto en su interior como exterior. Un alojamiento excepcional para pasar unos días en la Gran Manzana, por su ubicación, su decoración, el trato de su personal y porque es un hotel acogedor, íntimo y tiene un increíble encanto.