Da la sensación de que por sus ventanas acabará asomándose un príncipe y no es de extrañar, ya que el Palacio Real de Olite podría ser perfectamente el escenario ideal para cualquier cuento de los hermanos Grimm. Es el monumento más visitado de Navarra y es el mejor reflejo del esplendor que Olite tuvo durante la Edad Media. Está considerado como uno de los mejores de España y es que no es para menos. Mucha historia encierran sus muros, pues comenzó en el siglo XIII y está repleta de interesantes hechos notables y curiosos.
El Palacio Real de Olite se levanta sobre el municipio medieval del mismo nombre, a sólo 40 km de Pamplona. Antiguamente fue residencia de los reyes de Navarra, pero fueron Carlos III el Noble y Leonor de Trastámara quienes comenzaron a construir el palacio a partir de la Torre del Homenaje que por aquel entonces estaba sobre la antigua muralla romana y lo dotaron del magnífico esplendor que deslumbró a medio mundo en su época. La combinación entre estos distintos elementos, militares y residenciales, es lo que le hace tan especial y el motivo por el que ha sido considerado como una de las joyas arquitectónicas de Navarra.
La fortaleza está dividida en tres partes, la zona que podemos visitar es el Palacio Nuevo, donde está la iglesia de Santa María, de estilo gótico. Además, aquí era donde se ubicaban los salones más lujosos del castillo. No hay que dejar de ver el tocador de la reina, el jardín colgante, la cámara de los yesos, la galería del rey o el huevo.
En esta
exploración nos topamos con una
especie de huevo gigantesco, situado justo a la vuelta de una de las
grandes torres del palacio, en una de las zonas más umbrías del mismo. Esta estructura ovoide de grandes dimensiones, de unos 10 metros de
profundidad, era en realidad una enorme nevera, un gran depósito en el cual
durante el invierno se almacenaban enormes cantidades de nieve que se
apelmazaba formado capas, estas se alternaban con capas de paja que actuaban de
aislante, consiguiendo con ello que esta nevera del siglo XVII conservara los alimentos
durante largos periodos de tiempo. El depósito de hielo estaba conectado al palacio por un túnel subterráneo que
lamentablemente fue derruido.
Otra
de las áreas visibles y en donde podremos alojarnos, es en el Palacio Viejo, en
el actual Parador Nacional de Turismo. Lo más llamativo de esta zona son las
torres, que eran el principal punto de defensa de este fuerte, de ahí que se
diferencien de las del resto del palacio por sus almenas. Una estancia de reyes,
sin duda. Pero recomendamos el hotelito con encanto, La Joyosa Guarda. Este hotel en Olite toma su nombre,
de la Torre la Joyosa Guarda del Castillo de Olite en la que estuvo confinada
Blanca de Navarra.
Una casa palacio del siglo XVIII reconvertida
en un establecimiento de nueva generación. Su exquisita arquitectura, consigue
fusionar la armonía de espacios esmeradamente decorados, con notas de
clasicismo y modernidad. El hotel cuenta con 24
habitaciones, todas ellas amplias y muy luminosas, repartidas en las tres
plantas del edificio. Dispone de tres suites, nueve junior suite y doce
habitaciones estándar, todas ellas con decoraciones diferentes.
Por último, la tercera parte de la que se compone este recinto son las ruinas de la Capilla de San Jorge, donde antaño estaba el oratorio del rey y las antiguas galerías. Hoy en día ya no queda nada en pie, por lo que poco hay que ver. A pesar de su espectacular aspecto, lo que vemos no es sino una pequeña parte de lo que en su día fue un grandioso conjunto arquitectónico, lo que queda de él. Desgraciadamente no podemos ni hacernos una idea de la majestuosidad y el lujo que albergó este monumento.
El Castillo Palacio Real de Olite no sólo es la escapada ideal para vivir un fin de semana de cuento, aunque sin príncipes ni princesas, sino que la misma ciudad de Olite es toda una ciudad real, una joya del pasado noble y rancio abolengo que guarda tras sus murallas un encanto medieval inigualable que invita a recorrer sus calles y a visitar otros monumentos que nos evocarán a otro tiempo.
El Museo de la Viña y el Vino de
Navarra, está ubicado en el antiguo
palacio de Santo Ángel cuya construcción data del siglo XVII y cuya
rehabilitada fachada embellece la Plaza de los Teobaldos, en la que también se alza el Palacio Viejo, actual Parador Nacional.
A lo largo de sus cuatro plantas, este moderno centro de exposiciones que
cuenta con los más avanzados medios audiovisuales guía al visitante a lo largo
de un periplo que le llevará a conocer la historia del vino en Navarra; la vid
y la uva serán las protagonistas de la primera planta del edificio, mientras que
la segunda planta está dedicada al vino y su elaboración.
Y como colofón a esta visita, en el sótano, donde por cierto estuvo en su día
la bodega del antiguo palacio, conoceremos de manera interactiva los colores,
aromas y sabores del vino. El museo ha sido ideado y diseñado para que el visitante pueda acercarse al
fascinante mundo del vino a través de la vista, el olfato, el oído y el gusto.
Horarios de Abril a Septiembre es de 16:30 a 20:30 horas.
Es el restaurante del Hotel Casa Zanito, ubicado en un antiguo edificio del casco histórico de Olite, esta familiar y acogedora casa de comidas basa su buen hacer en la gastronomía típica de la zona y en los productos de temporada. Entre sus platos sobresalen la Sartén de hongos salteados con huevo escalfado, el Brazuello de cordero asado, las Milhojas de rapé con piquillos y jamón ibérico y también, el Gorrín (cochinillo) confitado.
Déjate tentar por alguno de los espectaculares postres elaborados en la casa.