
Un período que se caracterizaba
por recogimiento, austeridad, procesiones, ayuno y abstinencia. Si bien es cierto que con los
años vamos cambiando.
Es evidente que esta época del
año ha marcado una serie de tradiciones en algunas ciudades dentro de la gastronomía. Platos con bacalao que era, prácticamente, el único
pescado que llegaba a las zonas del interior, y con la costumbre de no comer
carne los viernes de cuaresma, se hizo el
rey tanto fresco como salado y secado.

Comentar que la pastelería Prats
de Lleida recrea este año al cantante David Bisbal, con una mona de chocolate
de 115 kilos de peso y tamaño natural.

Pero vamos a dar un ligero repaso a la tradición gastronómica española de esta época.
- Sopas de vigilia de Guadalupe (Extremadura).
- Arroz, patatas y bacalao (Cáceres, Sevilla).
- Potaje, de garbanzos, espinacas y bacalao puede incluir huevo o un refrito de ajo y pimentón.
- La empanada de bacalao (Galicia).
- Las habas (txikis) de la soledad y las migas de la soledad, se llaman así por la cofradía que las hace (en la zona de Viana-Navarra)
- En Extremadura se hacen los Bollos de Pascua con un huevo en el medio, y se van a comer al campo, la tradición dice que hay que romper el huevo en la frente del acompañante, digo yo sí será para que no te pongan los cuernos jajaja.
- En Aragón la Semana Santa posee muy diversas manifestaciones. Con un continuo sonido de trompetas y redoble de tambores, donde se entrega un simple bollo con forma de mujer y en la zona del abdomen se mete un huevo duro. O bollos de pan preñados, cocidos con un trozo de chorizo en su interior.
- En Asturias “Roscas de Jueves Santo”, se trata de un bollo de pan dulce, cocido en horno de leña que se entrega a familiares y amigos. La casadiella, es una empanadilla aromatizada con anís, generalmente rellena de nuez o avellana.
- En Murcia las toñas, que es una masa dulce en forma de mona, pero sin huevo y más compacta, a veces lleva semillas de anís.
Antiguamente, el domingo de
Pascua, en los pueblos de “Castilla” los
que tenían dinero se permitían un lechazo y los pobres tenían que conformarse
con pollo o conejo.
En cuanto a dulces hay mucha
variedad, quizás, lo más tradicional en casi todo el territorio
sean las torrijas. Elaboradas
de muy diferentes maneras: bañadas con
leche, vino blanco o dulce, con miel y almíbar, espolvoreadas con azúcar y canela.
Los buñuelos, una masa de harina que se fríe en abundante
aceite, es típico durante toda la
Cuaresma en diversas comunidades. Aunque en
catalán, se llaman bunyols.

En algunas zonas de Galicia las chulas, que se hacen sobre todo
de calabaza y de manzana y las filloas,
que se pueden rellenar de lo que a uno se le antoje, pero lo típico es
prepararlas con requesón de As Neves.
En Valencia los panquemaos y tortas de nueces y pasas.
En Andalucía, durante la Semana
Santa, uno sólo debe dejarse seducir por sus propios sentidos, respirar el aroma sutil que impregna la ciudad, mezcla de incienso y
azahar; emocionarse con el canto sentido de una saeta.
Las cofradías realizan procesiones, que
consisten en salir con un cortejo organizado, que comienza con la cruz de guía,
flanqueada por faroles, y continúa con filas de penitentes o nazarenos. En el
cortejo suelen figurar dos pasos o tronos, uno con un momento de la pasión de
Cristo, y el otro con la Virgen bajo palio. Cada uno de estos pasos suele
llevar música, salvo que sean de silencio.

Los dulces más típicos son las tortas de aceite, los pestiños llevan aromas como el ajonjolí, dándole una terminación de azúcar o baño de miel dependiendo de los gustos o la zona donde los comamos.
El gañote es un dulce típico
de la sierra de Cádiz elaborado a base de harina, huevos, aceite, canela,
ralladura de limón y ajonjolí.
En la Semana Santa en Valladolid las cofradías recorren las principales calles en silencio y recogimiento, con
sus cruces y demás elementos religiosos y ceremoniales. En las pastelerías
se recrean los Penitentes de chocolate.
En Navarra es muy típico tomar
el licor de hierbas que hacen en el monasterio de Leyre.
El resolí, un licor a base de café, aguardiente y canela, muy
típico de la ciudad de Cuenca, es otro de los clásicos en Cuaresma, aunque se
toma todo el año.